Seis jesuitas fueron ordenados diáconos la mañana del 10 de febrero, en Madrid. La ceremonia, presidida por D. José Cobo Cano, cardenal arzobispo de Madrid, se celebró en la parroquia San Francisco de Borja.
Un grupo numeroso de sacerdotes y jesuitas acompañó a Don José en la concelebración. Entre ellos, en el presbiterio estaban el P. Provincial, Enric Puiggròs SJ y el vicario de la vida consagrada de la diócesis de Madrid, el P. Elías Royón SJ, así como otros responsables de la Compañía de Jesús.
Ordenación diaconal de Óscar, Álvaro, Juan, Pedro, Patrick y Alexandru
Los ordenandos, de entre 30 y 40 años, con más de diez años de formación, proceden de tres países y dos continentes distintos. En concreto, cuatro de ellos son españoles, los jesuitas: Oscar Cala (San Fernando, Cádiz), Alvaro Zapata (Granada), Juan Boronat (Valladolid) y Pedro Rodríguez (Córdoba). Y junto a ellos se han ordenado, el estadounidense Patrick Hyland SJ y el rumano Alexandru Ionut Duma SJ.
La mayor parte de la ceremonia se desarrolló en español, si bien un gran número del repertorio de canciones fueron interpretadas en inglés por el coro de la parroquia Our Lady of Mercy, al que se sumaron algunas personas del coro ignaciano
La alegría de la elección, por D. José Cobo
Durante su homilía, D. José Cobo se dirigió a los ordenandos transmitiéndoles «la alegría de la elección» por haber sido escogidos para este nuevo ministerio. En sus palabras explicó que con Isaías, al saber que el espíritu del Señor estaba sobre él, se inició un proceso de esperanza para todo el pueblo que nos remite a Jesús, “una cadena sagrada de voces a la que queremos incorporar vuestras vidas”. Así, “en tiempos en que es complejo el “Sí”, os atrevéis a incorporaos a esta cadena de servicio que es la Iglesia”. Para Cobo, el secreto de esta nueva misión “está en tener una relación sincera con el Señor”, para como dice San Ignacio “amar más en las obras que en las palabras”, y de este modo no poder perderse.
A los ordenandos les recordó que su “Sí” es el resultado de un largo proceso basado en una experiencia fuerte de Dios. Equiparó su “Sí” con un salto al vacío, que adjetivó como generoso y sincero, aunque inevitablemente arriesgado. Pero también les recordó que no estarán solos en este viaje, porque la iglesia, la Compañía, sus familias y todo el pueblo de Dios estarán con ellos. Asimismo, dio gracias a Dios por el regalo de estos nuevos diáconos para la Iglesia y les encomendó centrarse en la esencia de la Iglesia: el servicio. Concluyó como había empezado, remitiéndose a la alegría porque “Dios se alegra de nuestra felicidad”.
La imposición de manos, la entrega de la estola o los evangelios
La ceremonia ha tenido varios momentos clave. El rito esencial de este sacramento es la imposición de manos del obispo, signo que indica la transmisión de un oficio, la comunicación de la fuerza y el don del Espíritu Santo para desempeñarlo debidamente. Otros momentos significativos del rito han sido la oración de las letanías mientras los ordenandos estaban postrados, la entrega a los recién ordenados de la estola al modo diaconal y la dalmática por parte de sus padrinos. Y, por último, la entrega del libro de los Evangelios y un abrazo de paz que les ha dado el obispo.
En nombre de todos los nuevos diáconos, Pedro Rodríguez SJ pronunció la acción de gracias que comenzaba con una amplia petición de perdón, siguiendo el mandato de San Ignacio, que dijo que para que el agradecimiento sea sincero, primero hay que pedir perdón. Y, dirigiéndose a sus familias, amigos, compañeros y a la Compañía de Jesús agradeció el que “a pesar de conocernos, habéis refrendado la llamada” y “nos habéis ido enseñando como teníamos que ser jesuitas”. También tuvo palabras de agradecimiento para quienes ayudaron en la preparación de la celebración.
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