El día 30 de agosto celebramos en la comunidad de Comillas Cantoblanco la toma de posesión del nuevo superior, Julio Martínez SJ. A su vez, despedimos a Pablo Alonso SK después de seis años al frente de la comunidad.
La celebración contó con varios jesuitas invitados: El delegado de la PA Madrid, Jose María Rodríguez Olaizola; el Rector de la Universidad Pontificia Comillas, Enrique Sanz; el Decano de la Facultad de Teología, Francisco Ramírez; el superior de la comunidad de Comillas Alberto Aguilera, Miguel Campo y los jesuitas de nuestra comunidad vecina del Colegio Mayor y Seminario Pontificio: Pedro Mendoza, José Manuel Palacios y Luis María García.
Comenzamos celebrando juntos la eucaristía, donde se leyó la patente del nombramiento del nuevo superior. Dicha eucaristía fue presidida por José María Rodríguez Olaizola y concelebrada por Pablo Alonso y Julio Martínez.
Una nueva etapa en Comillas Cantoblanco: ilusión y agradecimiento
En la homilía, Josemari recordó las cualidades del superior en la Compañía, pero también que tiene “los pies de barro” por ser humano. Julio Martínez subrayó la gran entrega y servicio que han definido a Pablo en su servicio de superior durante este tiempo, dando gracias por ello. También transmitió a Pablo las palabras de José Corredor, que hubiera deseado estar presente, pero tiene que estar en la enfermería de Villagarcía por motivos de salud. Julio recordó que ya le nombraron superior de la casa cuando tenía 43 años y después de lo vivido se siente ahora con más autenticidad.
Pablo Alonso tuvo también unas palabras de agradecimiento por este tiempo vivido y pidió perdón con humildad por aquellas cosas que no ha podido hacer bien, deseando todo lo mejor a los miembros actuales de la comunidad.
Después de la eucaristía tuvimos una comida festiva organizada por el padre ministro. En el postre, la comunidad le entregó a Pablo un regalo y se le volvió a agradecer todo su servicio. La tarea ha sido compleja y diversa pues han sido tiempos en los que hemos pasado la pandemia, la comunidad es grande y muy internacional, ha habido enfermedades graves que atender… y otras tareas que ha habido que afrontar.
Comienza una nueva etapa en Cantoblanco con ilusión y con agradecimiento por los años pasados, en los que hemos crecido como comunidad jesuita.