El jesuita Cristian Peralta se despide este curso del Colegio Mayor Loyola, donde ha estado colaborando durante cuatro años. Desde Cantoblanco, donde ha completado sus estudios de teología y ha realizado la tesis en filosofía, estuvo viniendo fielmente todos los domingos para celebrar la eucaristía con los colegiales, además de animar y participar en algunas de las salidas ignacianas emblemáticas como a Javier y a Loyola. En la capilla de la conversión compartió la alegría de poder presidir la misa por primera vez en un lugar tan significativo y simbólico.
Aprovechando su intervención en el curso de formación de voluntariado de este año marcado por la pandemia, y en el que nos habló sobre la realidad de los barrios más pobres y violentos de República Dominicana, su país natal, le hicimos entrega de un pin con el escudo del Colegio Mayor de edición limitada, conmemorativo de los 50 años del colegio; y un manuscrito en caligrafía hecho a mano con la oración de San Ignacio “Tomad, Señor, y recibid”. Algunos de los colegiales más cercanos a él le hicieron una presentación homenaje y cantaron al piano dedicándole la canción de Leonard Cohen “Hallelujah”.
Queda un inmenso agradecimiento por su disponibilidad y presencia, y multitud de recuerdos con los que los colegiales han podido poner rostro a la Compañía de Jesús. Junto a Cristian también cierran su etapa de colaboración en pastoral Silvia Ortiz y Pablo Iraola, ex colegial del Loyola, que durante los dos últimos años han contribuido también con una gran dedicación a poner nombre a los valores evangélicos que inspiran al Colegio Mayor.
