El pasado sábado 17 de febrero tuvo lugar en el Colegio Nuestra Señora del Recuerdo un retiro convocado desde la Plataforma Apostólica de Madrid y las comunidades de la red ignaciana. Entre los participantes estaban un buen grupo de jesuitas de las comunidades de Madrid y Alcalá, miembros de las comunidades laicales de la red ignaciana, miebros de los consejos de la PA y de algunas obras, y quienes van a participar en la próxima asamblea de provincia. Alrededor de 150 personas nos juntamos para una mañana de oración en torno a la cuestión de la transmisión de la fe.
El delegado de la plataforma, José María R. Olaizola, dio la bienvenida al comienzo de la mañana, y los presidentes de la red ignaciana, Manuel Suárez Diz y Cristina Fernández de Córdoba, pertenecientes a la Comunidad de matrimonios Nazaret, explicaron la proopuesta de la mañana y presentaron a Ignacio Dinnbier.
La transmisión de la fe como hilo conductor
Este, en la actualidad delegado del sector del servicio de la fe, fue el encargado de introducir la cuestión de la transmisión de la fe. Su charla tuvo dos momentos. Una primera parte más reflexiva dando algunas claves para entender de qué hablamos cuando hablamos de transmisión de la fe (más entendida desde una disposición y una manera de estar que desde un intercambio de contenidos); y una segunda, los puntos de oración propiamente dichos a partir del texto de Lc 7,36-50 (la pecadora en casa de Simón). Simón y Jesús serían dos ejemplos de distintas maneras de situarse ante la realidad de la mujer pecadora. Y esa disposición, esa forma de estar, lo cambia todo.
Tras la charla se abrió un tiempo de oración, en el que se ofrecieron dos itinerarios. Para quienes quisieran, ya el resto de la mañana hasta la eucaristía podría ser tiempo de oración -para ello el colegio facilitó espacios y entre todos conseguimos crear un clima de silencio y tranquilidad-. Quienes prefirieran, pudieron dividir ese tramo de la mañana en un rato de oración personal y otro rato de diálogo en grupos en torno a la cuestión: «¿A qué sentimos que nos llama Dios en este momento cuando hablamos de la transmisión de la fe?»
La Eucaristía, celebrada al final de la mañana y presidida por Ignacio, fue la ocasión para hacer explícita nuestra voluntad de seguir a Jesús (como Mateo). Fue una eucaristía muy participada. Gente de las comunidades intervino en distintos momentos de la eucaristía. También se juntaron personas de las distintas instituciones para improvisar un coro que acompañó la celebración.
De la misa, a la mesa. Terminamos la mañana compartiendo un vino y un buen rato de convivencia, con gratitud por el buen tiempo compartido.