El domingo, 18 de julio, ha tenido lugar en la Parroquia San Francisco de Borja de Madrid la ceremonia de presentación de los tres nuevos párrocos ‘in solidum’. Los tres jesuitas que ejercerán las labores de párroco solidariamente son: Pablo Guerrero, SJ, Vicente Pascual, SJ y José María Rodríguez Olaizola, SJ.
El equipo que a partir del curso que viene va a coordinar la parroquia, sustituye al anterior Párroco José Ramón Busto, SJ, que deja la parroquia tras diez años de trabajo pastoral. Busto ha sido destinado por el Provincial de la Compañía de Jesús a otras labores apostólicas.
La figura de los párrocos solidarios o in solidum está recogida en el canon 517 del Derecho Canónico: «Cuando así lo exijan las circunstancias, la cura pastoral de una o más parroquias a la vez puede encomendarse solidariamente a varios sacerdotes, con tal que uno de ellos sea el director de la cura pastoral, que dirija la actividad conjunta y responda de ella ante el Obispo».
La celebración la ha presidido el cardenal arzobispo de Madrid, don Carlos Osoro y ha contado con la presencia de un nutrido grupo de jesuitas, incluido el superior de la PA Madrid, Juanjo Tomillo, SJ.
Don Carlos ha querido hacer hincapié en la sinodalidad: «Sueño con comunidades cristianas en que los laicos y los sacerdotes caminen juntos y salgan al encuentro donde transitan los hombres», ha expresado el obispo. También ha pedido a los nuevos párrocos que trabajen por una iglesia abierta y que salga al encuentro de los que están fuera, como el Buen Pastor «que cuando ve que una oveja se ha perdido, deja todo y va a por ella».
Además, les ha invitado a consolar y aliviar «la situación de vacío y de soledad de las personas» y les ha deseado que «esta comunidad cristiana sea referente de este camino sinodal que pide el Papa».
Durante la celebración, los nuevos párrocos han podido renovar las promesas realizadas el día de su ordenación sacerdotal. También, según el rito, el cardenal les ha hecho entrega de las llaves de la parroquia, la sede parroquial, una vela (que simboliza el bautismo) y una estola morada, símbolo de la dignidad sacerdotal y del sacramento del perdón.
Al finalizar, Rodríguez Olaizola ha dedicado unas breves palabras de agradecimiento al párroco saliente, de quien ha dicho que «su paso por la parroquia ha dejado una huella imborrable». Además, ha deseado que «ojalá esta parroquia pueda ser un ejemplo de una iglesia en la que todo el mundo, con sus diferencias y sensibilidades, pueda sentir que esta sea su casa».