El sábado 4 de noviembre por la mañana se celebró en la parroquia la Eucaristía de la Plataforma Apostólica SJ de Madrid (que incluye las comunidades y obras de Madrid y Alcalá de Henares). Un buen grupo de jesuitas y colaboradores cercanos en la misión se juntaron para esta celebración en la que, por segundo año, nos juntamos para agradecer y orar. La memoria de los santos y difuntos de la Compañía de Jesús se hace extensiva a otros muchos hombres y mujeres de nuestros entornos. Amigos, compañeros, familiares de muchos de los que trabajamos en las obras.
El delegado de la PA, José María R. Olaizola, SJ, presidió la celebración, y en la homilía insistió en cómo esta mirada a otras vidas nos enseña tres cosas: que no estamos solos, sino que somos parte de una corriente de nombres; que no nos poseemos, sino que compartimos la parte del camino que nos toca como un regalo; y que vamos escribiendo historias en las que importa tanto el pasado (tiempo de memoria agradecida y escuela si sabemos mirar), el presente (tiempo de concreciones y Magis) y el futuro (tiempo de responsabilidad y esperanza).
En la mención de difuntos tuvimos especialmente presentes a los SJ fallecidos en la PA el último año, que fueron Manuel Iglesias, Joaquín María Domínguez, José Javier Repulles, Juan Lorente, Santiago Madrigal, Juan Bautista Boj y Antonio Castillo. Esa misma mañana del sábado fallecían, en Alcalá de Henares, los hermanos Alejandro Bermejo y Amancio Arnaiz. Junto con ellos, tuvimos presentes a tantos amigos y familiares cercanos de quienes compartíamos la Eucaristía.
El coro ignaciano, que se junta para este tipo de encuentros, acompañó con acierto, gusto y hondura la celebración.
Concluimos la celebración, antes de pasar al primer piso para compartir un vino y un aperitivo, rezando juntos:
Eterno Señor,
y Creador de todas las cosas:
Seguiremos buscando fronteras,
para superarlas
con tu Palabra
que tira muros,
que ofrece puentes,
que forja encuentros.
Nuestra casa, el mundo,
nuestro más, tu reino.
Pidiéndolo todo
nos llamas de nuevo.
Prometes hacer
de nosotros fuego.
Así que arderemos,
si Tú eres la lumbre
de hogueras que pongan
calor en el frío,
fulgor en las brumas,
de noche, sosiego.
Tras tu huella iremos,
dejando olvidados
los malos amores,
intereses grises
y quereres ciegos.
Por bandera, un todo,
por causa los pobres,
por fe, tu evangelio.
Con los pies de barro
y la vida en juego
nos basta tu gracia
para alzar el vuelo.