Acción de gracias por la vida de Benedicto XVI


El agradecimiento es una de las claves de la espiritualidad ignaciana. Vivir agradecidos nos permite percibir y valorar el bien que otros realizan y el bien que Dios hace al mundo a través de estas personas. Por eso, la PA Madrid, junto a la Universidad Pontificia Comillas se ha querido unir a las eucaristías de acción de gracias por la vida del recientemente fallecido papa emérito Benedicto XVI que se están celebrando en toda la diócesis.

La parroquia San Francisco de Borja fue el lugar de reunión que convocó a las comunidades ignacianas de la ciudad. Una iglesia llena para celebrar la vida de quien supo entender el poder como servicio. La eucaristía la presidió Antonio España, SJ, provincial de la Provincia de España de la Compañía de Jesús y junto a él, un nutrido grupo de jesuitas también quisieron participar.

En la homilía, Gabino Uribarri, SJ, teólogo y profesor de la Universidad Pontificia Comillas quiso compartir una reflexión sobre la fe, la teología y la misión del pastor. Todo ello personificado en la vida de Joseph Ratzinger y el magisterio y el pontificado de Benedicto XVI. Creer es entregar la confianza a alguien, entregarle el corazón. «Eso, precisamente -dijo Gabino- se puede ver desde el inicio de su biografía, desde su educación en la fe en un hogar profundamente católico. La fe en Dios es el apoyo fundamental en su vida. Una certeza de estar sostenido siempre por Dios. Una confianza y relación personal expresada en la oración, la liturgia y la oración».

La fe también hay que pensarla, y ese es el singular ministerio del teólogo. Un ministerio que requiere una labor que Benedicto desplegó en cinco puntos: El conocimiento a fondo de la Sagrada Escritura; el conocimiento de lo más granado de la gran tradición del pensamiento cristiano; el conocimiento de las tendencias principales de la filosofía y teología actual; la formulación de la fe de modo comprensible hoy, en diálogo con otras visiones de Dios, del mundo, de la sociedad y del hombre y la lucidez para distinguir lo que es el auténtico cogollo de la fe, su lógica interna y su contenido fundamental, y ver cómo incide sobre los aspectos más candentes y últimamente más radicales.

También tuvo Gabino palabras para el ministerio de Benedicto como pastor, en ese camino que le condujo primero a ser obispo, después prefecto de la Congregación para la Doctrina de la fe, y al final Papa de la Iglesia. No faltaron en su ministerio lucidez y energía para las situaciones difíciles que le tocó afrontar.

Su renuncia es un legado que pasará a la historia. Un legado que Gabino describió como «prueba de valentía, confianza inquebrantable en Dios y una profunda comprensión del ministerio petrino».

Finalmente, durante la acción de gracias, se leyó una oración extraída de la encíclica ‘Deus caritas est’ que dice así:

Santa María, Madre de Dios,
tú has dado al mundo la verdadera luz,
Jesús, tu Hijo, el Hijo de Dios.
Te has entregado por completo
a la llamada de Dios
y te has convertido así en fuente
de la bondad que mana de Él.
Muéstranos a Jesús. Guíanos hacia Él.
Enséñanos a conocerlo y amarlo,
para que también nosotros
podamos llegar a ser capaces
de un verdadero amor
y ser fuentes de agua viva
en medio de un mundo sediento.


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