«Ser voluntario es ser profundamente humano», por José L. Pinilla, SJ


“Ser voluntario es ser profundamente humano». Esa frase de Gloria Fuertes sobre el voluntariado me vino a la memoria al comienzo de la intervención Santiago Yerga en el acto de formación de Pueblos Unidos – Padre Rubio el pasado día 28 de abril.
Seguramente esa asociación de ideas me llegó por las primeras palabras que hizo Santiago en la Parroquia San francisco Javier sobre los emigrantes. Porque antes de añadirles otro calificativo, o adjetivo o usar un acróstico, “lo primero que hay que hacer es reconocer precisamente su dignidad como personas”. Lo mismo que recuerdo entrevistándole para la revista Ventana Europea. Me lo dijo – hace un año- al preguntarle sobre lo que se “llevaba” de Pueblos Unidos a su nuevo servicio (palabra con la que definió su actual puesto) como Director General de Migraciones: “No desaprovecharé mi experiencia en Pueblos Unidos donde me quedo con la vocación de servicio de los voluntarios que van al CIE y con su capacidad para detectar en su trabajo ,ellos y yo, la centralidad de que estamos trabajando sobre todo con personas”. Con mayúsculas. Lo repitió en La Ventilla: no son un número, no importa tanto si son regulares o irregulares , ni si poseen tarjeta roja, blanca o morada. La persona centra mucho de lo que somos y lo que hacemos.
Lo presentó Ivan Lendrino, Director de Pueblos Unidos recordando lo que aprendió junto a Santiago . Hay que trabajar comprometido desde la vocación más visceral, pero defendiendo la causa de los migrantes forzosos aportando rigurosidad en la información y el trabajo.
Estábamos ante una deseada convocatoria de formación tras un año sin vernos presencialmente. Importante esto de la formación, donde el servicio de acompañamiento persistente que hacemos debe ir siempre acompañado de la necesaria formación para ser más capaces de analizar causas, efectos, desarrollos, etc. Para no lanzarnos de manera abrupta a decisiones inmediatistas o individualistas.
No hago crónica del acto. Intento recoger el espíritu que sobrevoló la hora y media del mismo (corto para algunos) antes de seguir conversando en el bar de la esquina en el entrañable, para él y para muchos, barrio de la Ventilla como también evocó . Sobre todo cuando recibió de manos de Marta el detalle de sus últimos recuerdos de su paso entre nosotros (Sus últimos apuntes de trabajo sobre Mohamed y la tarjeta de Pueblos Unidos).
Me agradó el titulo que centró su intervención: “repensar las migraciones. Otra mirada es posible “ Con diapositivas incluidas, quitando “el temor a las nuevas técnicas audiovisuales” de lo que Santiago se sorprende con humor: lápices y botones de colores, árbol grande que no deja ver el bosque, fotografías de contraste entre Migraciones visibles y migraciones invisibles. Entre Migraciones “ruidosas” y migraciones “silenciosas”…
Otra mirada es posible. Y digo yo : ¡Cómo me gustaría que –en este tiempo donde tantas cosas se hipotecan y secuestran –, personas , libertades y derechos incluidos-– no nos secuestraran nunca la mirada sobre la realidad de los migrantes. Me recuerda aquello del “Libro de los abrazos” de Eduardo Galeano, donde habla de Santiago Kovadloff, ensayista argentino, poeta, traductor y autor de relatos para niños (además de músico) que escuchó cómo su hijo –cuando le acercó al mar– le hacía un ruego: “Ayúdame a mirar”. El crío quedó estupefacto ante la magnitud del espectáculo marino. El menor pedía ayuda, necesitaba saber la verdad de aquel majestuoso panorama que contemplaban. Necesitaba mirar, pero necesitaba saber mirar, porque «la mirada es la verdad», que se dirían los poetas.
Precisamente de menores migrantes solos también habló Santiago para avanzar lo previsto en el Ministerio sobre la reforma del reglamento de Extranjería para favorecer a los 15.000 menores migrantes y jóvenes extutelados: reduciendo plazos, aumentando vigencia de los permisos, rebajando consecuencias económicas , creciendo en acceder al mercado laboral etc (Ya salió el borrador)
Repensar la mirada también para:
• Intentar cambiar visión de que los flujos migratorios son, en su mayoría, irregulares. Con el riego de victimizarles olvidando lo mucho que nos aportan. La realidad demuestra que las migraciones regulares son mucho más amplias y silenciosas que las irregulares; que la necesaria atención a estas no socave el también imprescindible esfuerzo para alcanzar vías migratorias legales, seguras y ordenadas pidiendo a los poderes públicos medidas concretas y fundamentadas.
• Innovar nuestro trabajo. Incidir en los poderes públicos (y en los privados), más facilidades en los consulados, para venir de manera legal y para acceder al visado… (por ejemplo a través del teléfono móvil).
• Mirar más y mejor a los países de origen estableciendo puentes .
• Contribuir a no distorsionar los dos grandes sistemas de flujos migratorios: migración y protección internacional.
• Indudablemente, seguir protegiendo a las personas vulnerables y que ello no nos impida desarrollar acciones que fomenten las migraciones regulares, seguras y ordenadas.
Muy cercano todo ello – me parece a mí- a la “Fratelli Tutti” del papa Francisco.
Y para ello el necesario trabajo en red. Es decir : Mirando lo global pero trabajando en lo local. Es lo que el SJM defiende con estas otras palabras:

“En un mundo interconectado no es tan necesario estar en muchos sitios sino actuar en aquellos ámbitos que tienen un efecto multiplicador y capacidad de influencia global. Es necesario disponer de presencias locales, pero no menos conectarlas, para ganar una visión de conjunto, elaborar diagnósticos y participar en espacios de decisión nacionales o internacionales. Se trata de un trabajo en red. Como hace la sociedad civil articulada hoy por medio de redes que posibilitan nuevas capacidades y niveles de acción”. En el campo social, estas redes, dicen en el SJM , “están permitiendo elaborar diagnósticos más amplios, aunar mensajes y llevar a cabo una incidencia con componentes internacionales”

En el rico coloquio posterior , ampliaba el foco de la mirada hacia lo mucho que nos enriquecen y aportan. Y en la necesidad de conjugar las respuestas de los ministerios, autonomías, – “cuasi confederales”- etc. para hacer de la integración y de la imprescindible reforma de la ley de extranjería una realidad recordando la necesidad posible de una Agencia de las Migraciones.
Y donde se insistió – incluso desde experiencias concretas- , en la atención a los más desprotegidos o empobrecidos, Santiago Yerga , pidió que se pudiera reflexionar sobre estos puntos de vista, para que el trabajo tenga un mejor sentido y conocimiento.
“Y yo, ¿qué puedo hacer?” Fue una pregunta casi al final que Santiago respondía con la necesidad de una predisposición infatigable del voluntariado a seguir participando en la construcción de una sociedad más justa e igualitaria
De la ultima fotografía acompañando sus últimas frases me quedo con la de la mirada de una emigrante de bellísimos ojos azules. Quizás como reflejo del mar que tantas veces es el hogar transitorio y feroz de muchos de ellos.
Y cito de nuevo Gloria Fuertes. Como al comienzo. “El premio del voluntariado es que pasa a ser un artista”. Y lo ejemplifica diciendo que aunque “el voluntario no ha pintado un cuadro, no ha hecho una escultura, no ha creado una música, no ha escrito un poema… ha hecho una obra de arte con sus horas libres”.
Y es que los voluntarios sabemos que “otra mirada es posible” como decía Santiago.
Lo sabemos cuando en nuestra tarea nos cruzamos con las miradas de las personas migrantes.
Jose Luis pinilla martin sj

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