Horarios de los oficios de Semana Santa en las parroquias de la PAL Madrid
29 marzo, 2018Ordenación Sacerdotal de Sergio Gadea, SJ
4 abril, 2018
Los Grupos Católicos Loyola ha celebrado este año una Pascua Comunitaria. Es la tercera que se celebra una actividad de estas características. A la Pascua han acudido alrededor de 500 personas y ha sido una experiencia de gran riqueza personal y comunitaria para los presentes.
Para conocer un poco más de esta intensa vivencia del Triduo Pascual hemos pedido a un miembro de la comunidad que nos escriba un relato cronológico de estos días:
Esta semana santa, la Comunidad Grupos Católicos Loyola nos hemos reunido al completo para vivir juntos la muerte y resurrección del Señor… Ha sido una experiencia de recogimiento, mucho sentimiento y aprendizaje en comunidad, y nos ha permitido seguir los pasos de la Pasión en nuestras vidas. El lema de la Pascua este año ha sido “Descálzate”, invitándonos a despojarnos de todo aquello que nos impide llegar al encuentro profundo con Dios.
Comenzando el Jueves Santo, nos acercamos a nuestras debilidades en un Lavatorio que nos expuso y nos ayudó a amar desde el dejarse hacer. El amar en el servicio y “meternos en el fango”, en nuestros más oscuros rincones para sacarlos a la luz. El día continuó y terminamos viviendo nuestras desganas, nuestro cansancio y planteando nuestras cruces en el Huerto de Getsemaní. Interiorizando nuestras realidades para afrontarlas al día siguiente.
El Viernes Santo empezó con el Viacrucis, el dolor de la Pasión, haciendo nuestro el sufrimiento de Jesús, María y los discípulos; cayendo también en la cuenta de las veces que negamos a Jesús. Fue una procesión de empatía compartida, de contemplación y reflexión profunda. El día consistió en un acercamiento a nuestras cruces diarias y las que se viven en el mundo, en tomar consciencia de nuestras realidades más duras. Acabamos el día con la Adoración a la Cruz, hablando de tú a tú con el Cristo Doliente, el Cristo que muere por cada uno de nosotros.
El Sábado Santo fue un camino de consolación, apoyándonos unos a otros en un Camino de Emaús por parejas que aliviaba nuestro dolor compartiéndolo con la comunidad. Fue un momento de ayudar a otros a cargar sus cruces, permitiéndoles entenderlas de otra manera. Este día lo dedicamos a destruir muros y a pulir nuestras incredulidades. Nació en nosotros un nuevo deseo de dar fruto, nació en nosotros la esperanza.
Al caer la tarde empezamos la Vigilia Pascual, con la bendición del fuego entendimos la luz de cristo; la liturgia de la palabra dio un recorrido para hacernos caer en la cuenta del poder y el Amor de Dios; la bendición del agua nos dejó limpios y comprometidos; y por último, acabando la eucaristía quedamos llenos de la alegría de la salvación. Esa madrugada del Domingo fue una fiesta llena del gozo de la Resurrección.