Memoria agradecida por la vida de Nacho Boné SJ

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Emotivo y consolador. El funeral de Nacho Boné en la universidad Pontificia Comillas de la que era profesor, fue una agradecida misa en su memoria. Agradecimiento por una vida entregada y gastada por parte de aquellos que convivieron con él en distintas facetas y estuvieron presentes ayer en la eucaristía celebrada en la iglesia de ICADE: los jesuitas en formación de su comunidad, de la que él era superior, jesuitas en Misión, compañeros de universidad, de la PAL Madrid, alumnos, pacientes…
Presidida por el rector de Comillas, Julio Martínez SJ, fue concelebrada por el Provincial, Antonio España SJ, el decano de Teología, Enrique Sanz SJ, el delegado para la Formación, Pablo Alonso SJ, Rufino Meana SJ y una veintena de jesuitas.
Daniel Cuesta SJ, compañero de comunidad, pronunció la monición de entrada que enmarcó el funeral desde el agradecimiento y la memoria. Su compañero Miguel Campo SJ pronunció una homilía desde el corazón de un amigo que sentía con dolor la pérdida, pero que reconocía en dicho pesar una conversión hacia “reconocerse más frágil, más vulnerable y por eso mejor persona”. Afirmó estar dichoso por haber conocido un “amigo extraordinario” que “nos ha querido y cuidado mucho” a tantas personas. Recordó algunas de sus muchas virtudes como su ser cariñoso; su propensión a las lágrimas en numerosas celebraciones en las que lo vivido rebasaba su corazón; su sentido del humor o su simpatía. “Todo volverá a ir bien, pero nunca volverá a ir como antes”, decía Miguel Campo, por el hueco que deja Nacho al marcharse. Dio gracias por su ser sacerdote, servidor de Cristo, cuidador de los demás y finalizaba la homilía con estas palabras: “Querido Nacho, nos has enriquecido, cuidado y querido tanto que te vamos a echar mucho de menos, pero desde la fe, podemos decirte un muy fuerte gracias y hasta pronto, hasta el Cielo”.
Compañeros de la universidad participaron en las lecturas, peticiones y en una emotiva acción de gracias donde se reconoció que su llegada a Comillas fue una muy buena noticia. Sabiendo el gusto de Nacho por la poesía, el rector añadió al final unos versos de Claudio Rodríguez: “Siempre la claridad viene del cielo; es un don: no se halla entre las cosas sino muy por encima, y las ocupa haciendo de ello vida y labor propias. Así amanece el día; así la noche cierra el gran aposento de sus sombras (…)”.