La importancia de la conversión – Fiesta de San Ignacio de Loyola


Este año, el 31 de julio ha coincidido con el domingo XVIII del Tiempo Ordinario. La Parroquia San Francisco de Borja ha acogido la celebración de la Plataforma de Madrid por la fiesta de San Ignacio de Loyola.

Don Carlos Osoro, Cardenal Arzobispo de Madrid presidió la celebración. También pudimos contar con la presencia del vicario espiscopal, los párrocos de la Iglesia de San Francisco de Borja y más de una veintena de jesuitas de la ciudad. A pesar de ser una fecha propicia para que muchas personas estén ya en sus lugares de vacaciones, la iglesia se encontraba abarrotada de amigos de la Compañía de Jesús en Madrid.

Durante la homilía, el cardenal Osoro recordó este cierre del año ignaciano y la importancia del momento de la conversión en la vida de Ignacio, motivo de este año jubilar: «Los jesuitas, convocados a lo largo de la historia de la compañía, para estar en contacto con Cristo en las fronteras, en la cultura, conocéis mejor que nadie le la importancia de la conversión de Ignacio», ha dicho.

El cardenal ha querido recordar que la vida de Ignacio es una vida de encuentro con Dios y que los Ejercicios Espirituales no son más que el interés de este por ayudar a otros a encontrarse también con Él. Además, ese encuentro es una llamada al seguimiento: «Vivir en la verdad del seguimiento y descubrir la grandeza de lo que nos da capacidad para seguir y servir de verdad: esto es a lo que se nos invita en la fiesta de San Ignacio de Loyola».

Al finalizar la eucaristía, el delegado de la Plataforma de Madrid dirigió unas palabras a los presentes. Agradeció al cardenal su presencia, así como la de los amigos de la Compañía que pudieron asistir a la misa: «Gracias por compartir esta fiesta con nosotros siempre desde el cariño. Ojalá juntos podamos seguir creciendo y San Ignacio se convierta en ejemplo para nosotros».

Fue una celebración sencilla, sin grandes gestos, pero de agradecimiento y profundidad. Precisamente, esta fecha da por concluido el año ignaciano, Ignatius500, que celebra el quinto centenario de la conversión de San Ignacio de Loyola.


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