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“Es difícil acercarse a alguna rama del saber y no encontrarse antes o después con un jesuita”. Así ha comenzado José García de Castro, SJ, la segunda sesión del ciclo ‘Misioneros Jesuitas’. Bajo el título “Diego de Pantoja: Memoria y Presente de las Relaciones Hispano-Chinas”, el jesuita Ignacio Ramos Riera ha acercado la figura de este misionero de finales del siglo XVI y principios del siglo XVII.
Ignacio Ramos es el delegado para las relaciones con China de la Universidad Pontificia Comillas. “Pantoja, junto a Mateo Ricci, es el máximo exponente de la teología de la inculturación”, ha afirmado Ramos, el miércoles, 27 de febrero en Jesuitas Maldonado.
Algunas de las grandes aportaciones de Diego de Pantoja son: transmisión del Evangelio acercando la moral y tradición cristianas desde la visión cultural china, adaptando las parábolas a la cosmovisión de la población regional; el sistema de los cinco tonos, para aprender los mecanismos de pronunciación del idioma; consiguió que Ricci fuera enterrado en territorio imperial; creación de un mapa con el territorio chino en el centro.
Lo que mueve tanto a Ricci como a Pantoja es su propia convicción, defiende Ramos, a la vez que afirma que ambos se dieron cuenta de que solo conseguirían su objetivo asumiendo que o realizaban un cambio hacia una profunda inculturación o ven que es imposible acercarse a ellos, al estilo de Francisco Javier.