Con el título «Camino Sinodal: Raíces, estilo y desafíos», tuvimos este lunes 23 de octubre en el centro pastoral de Jesuitas Maldonado una interesantísima mesa redonda sobre algunos elementos fundamentales que están en juego en el Sínodo sobre la sinodalidad que está teniendo lugar. La respuesta fue magnífica y la sala se llenó demostrando el interés que el tema suscita. Dado el interés del contenido, aquí va un resumen amplio de este encuentro.
Pablo Guerrero fue moderador de la conversación que mantuvieron Marta García, Julio Martínez Y Juan Antonio Guerrero. Los tres han escrito recientemente libros sobre el sínodo desde perspectivas diferentes: Marta ha escrito sobre «Sinodalidad y profetismo». Julio Martínez sobre la «Teología moral en salida», y Juan Antonio Guerrero, junto con Oscar Martínez, sobre «Conversación espiritual, discernimiento y sinodalidad».
En el diálogo se fueron hilvanando reflexiones sobre la necesidad de un cambio de estructuras como el que se está apuntando, algo que ocurre cuando se constata que hay estructuras que ya han cumplido su misión.
Cuatro actitudes ante el sínodo
¿Qué zonas de confort hay que dejar, y qué intemperies son necesarias hoy en día? preguntó Pablo. Marta contestó hablando de algunas intemperies vitales, quizás entre ellas las más inmediatas el dolor del hermano y el misterio de Dios. «Creyente, -dijo-, es el que sale para no volver». Ante el Sínodo -dijo Pablo- hay 4 actitudes. (1) La espera de un giro copernicano (2) La ilusión por la acción del Espíritu (3) La sospecha ante el alejamiento de la tradición y (4) Los que creen que nada cambiará.
¿Qué actitud creen los ponentes más extendida? Guerrero trajo el eco de otras latitudes donde muchas instituciones y comunidades han entrado en una dinámica sinodal de escucha, de participación, de tratar las cosas juntos . Julio Martínez habló de un realismo esperanzado. No debemos esperar que de Roma vengan de inmediato decisiones muy trascendentales. El ritmo será distinto, y el proceso llevará su tiempo (de las reflexiones actuales a la exhortación post-sinodal que surja). Lo importante será el poder cambiarnos el ritmo y las actitudes a todos. Y el mostrarnos y empujarnos a cambiar formas de hacer y encarar.
También Marta insistió en la existencia de un cambio en las formas mucho más que en las doctrinas. En la misma línea apuntaba la imagen que utilizó Julio de los nudos que hay que desatar, una metáfora que permite entender que hay en las últimas décadas una fuerza de lo doctrinal que a veces llega a ser sacado de contexto. Otros nudos vienen de la postmodernidad tecnológica, que más que llevarnos al relativismo nos lleva al nihilismo. Tenemos -apuntó Julio- que deshacer algunos nudos internos para poder responder a los retos que la sociedad nos está planteando.
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